Caracollando leggiadramente sulla groppa di una puledra maltese, in sul cadere di una splendida giornata di ottobre, la contessa Anna Maria di Karolystria traversava la foresta di Bathelmatt.
Bailoteando graciosamente a lomos de una potranca maltesa, al atardecer de un hermoso día de octubre, la condesa Anna Maria de Karolystria atravesaba el bosque de Bathelmatt.
La contessa, contando di arrivare a Borgoflores poco dopo il tramonto, era partita dal suo castello alle due del pomeriggio.
La condesa, que esperaba llegar a Borgoflores poco después del atardecer, había partido de su castillo a las dos de la tarde.
La città non era discosta, e la brava puledra, dopo quattro ore di marcia forzata, trottava ancora di lena colla foga baldanzosa dei suoi quattro anni.
La ciudad no estaba lejos, y la buena potranca, después de cuatro horas de marcha forzada, seguía trotando con la energía de sus cuatro años.
Quand'ecco, al cominciare di un'erta, tre figuraccie da metter la terzana al vederle, sbucano all'improvviso dai grossi tronchi degli alberi.
Pero, al comienzo de una pendiente, tres figuras extrañas, que daban miedo a simple vista, emergieron de repente de los grandes troncos de los árboles.
—Alto là! grida una voce da toro.
—¡Alto! —gritó una voz de toro.
Uno dei tre figuri pianta una grinfa tra le nari della cavalla; l'altro appunta una rivoltella al petto della vezzosa cavalcatrice; il terzo, afferrando la contessa al polpaccetto di una gamba, la trae con poco garbo di sella slanciandola a dieci passi dalla strada maestra.
Uno de los tres individuos clavó una rienda entre las narinas de la yegua; el otro apuntó con una revólver al pecho de la jinete; y el tercero, agarrando a la condesa por la pierna, la sacó de la silla con poca delicadeza y la lanzó a diez pasos de la carretera principal.
Di là a dieci minuti, non rimaneva più nella foresta di Bathelmatt che una gentilissima figura di donna nuda, una formosa statua di alabastro vivente, che i ladri avevano spogliata di ogni superfluità signorile.
Diez minutos después, en el bosque de Bathelmatt ya no quedaba más que una gentil figura de mujer desnuda, una hermosa estatua de alabastro vivo, a la que los ladrones habían despojado de todo atavío señorial.
Quei mascalzoni avean spiumata la contessa dei gioielli, delle vesti, delle lingerie, non rispettando che un bel paio di calzettine traforate e due elegantissimi stivaletti, armati di speroncini.
Esos sinvergüenzas habían despojado a la condesa de sus joyas, ropas y lencería, dejando solo un bonito par de medias de encaje y unas elegantes botas con tacones de aguja.
—Che buoni ladri! che ladri discreti!—
—¡Qué buenos ladrones! ¡Qué ladrones discretos! —
Non calunniamoli.
No los calumniemos.
Se non presero tutto; se fuggirono col grosso del bottino senza darsi la pena di scalzare il più bel modello di caviglia che mai uscisse dalle mani della natura, gli è che al momento in cui si accingevano a tagliare i legacci, i tre briganti erano stati sgomentati e posti in fuga dallo scalpito di un cavallo accorrente.
Si no se llevaron todo; si huyeron con la mayor parte del botín sin molestarse en despojar a la más hermosa muestra de tobillo que jamás saliera de las manos de la naturaleza, es porque en el momento en que se disponían a cortar los ataduras, los tres bandidos fueron sobresaltados y puestos en fuga por el relincho de un caballo que acudía al rescate.
Un cavallo, che sopraggiunge di trotto verso il luogo dove fu consumata una aggressione, apparisce sempre, nell'ombrosa fantasia dell'aggressore, sormontato da un carabiniere.
Un caballo que se acerca al trote hacia el lugar donde se ha cometido una agresión siempre aparece, en la sombría fantasía del agresor, montado por un carabinero.
Frattanto, la bella contessa era rimasta là.... ho già detto in qual semplice abbigliamento....
Mientras tanto, la bella condesa había permanecido allí... ya he dicho en qué sencillo atuendo...
Dite un po', signorina, che fareste, se mai vi capitasse, e Iddio ve ne guardi, di cadere in una situazione identica a quella della nostra graziosa eroina?...
Dígame, señorita, ¿qué haría usted, si alguna vez le sucediera, y Dios no lo permita, caer en una situación idéntica a la de nuestra graciosa heroína?...
Nuda come una Venere classica, nel mezzo di una foresta, ai lumi di un tramonto fosforescente, mentre un cavallo, probabilmente raddoppiato da un cavaliere, si avanza a galoppo concitato!...
Desnuda como una Venus clásica, en medio de un bosque, a la luz de un atardecer fosforescente, mientras un caballo, probablemente acompañado por un jinete, se acerca al galope!...
Fuggire.... Via! si vede che non avete pratica di foreste. Non sapete che le foreste son piene di ginepri e di vepri, i quali rimano perfettamente e pungono anche maledettamente le carni?
Huyir... ¡Vaya! Se ve que no tiene experiencia en bosques. ¿No sabe que los bosques están llenos de enebros y jabalíes, que permanecen perfectamente inmóviles y pican terriblemente la carne?
Celarsi dietro un grand'albero, attendere che il cavallo e il cavaliere passino oltre.... Ma, poi?
Esconderse detrás de un gran árbol, esperar a que el caballo y el jinete pasen... ¿Pero, y después?
Riflettete, carina; cioè, riflettiamo....
Reflexione, preciosa; es decir, reflexionemos...
Nel caso della contessa non è in gioco soltanto la pudicizia.... Il giorno va imbrunendo.... tra un'ora farà notte... e una dama avvezza al morbidume dei lini non può adattarsi a dormire in un bosco. Se un lupo.... se un orso.... Che orrore!
En el caso de la condesa, no se trata solo de la castidad... El día se está haciendo más oscuro... dentro de una hora será de noche... y una dama acostumbrada a la suavidad del lino no puede adaptarse a dormir en un bosque. Si un lobo... si un oso... ¡Qué horror!
Ma la contessa era dotata di molto acume pratico. Misurando in un lampo le eventualità della sua posizione, ella non tardò un istante a comprendere che quel cavallo, o piuttosto quel cavalcatore che moveva alla sua volta, era forse l'angelo di salvezza inviatole dalla provvidenza.
Pero la condesa estaba dotada de mucha perspicacia práctica. Evaluando en un instante las posibilidades de su situación, no tardó un momento en comprender que ese caballo, o más bien ese jinete que se movía a su vez, podría ser el ángel de la salvación enviado por la providencia.
Innanzi tutto, pensò ella, vediamo di prendere un atteggiamento che ci permetta di presentarci ad un essere della nostra specie senza troppo compromettere la pudicizia!
Primero que nada, pensó ella, veamos cómo adoptar una actitud que nos permita presentarnos ante un ser de nuestra especie sin comprometer demasiado la castidad!
Il terreno, come accade in ogni foresta al finire dell'autunno, era sparso di foglie. Lode. all'Altissimo! Non casca foglia che Dio non voglia!
El terreno, como ocurre en todos los bosques al final del otoño, estaba lleno de hojas. Alabado sea el Altísimo! No cae ninguna hoja que Dios no quiera!
E appena esalata la giaculatoria, la contessa adunò rapidamente colle sue braccia candidissime un bel mucchio di quella grazia di Dio piovuta dagli alberi, vi si tuffò, vi si sommerse, si rese invisibile.
Y apenas pronunciada la oración, la condesa rápidamente recogió con sus brazos blancos un buen montón de esa gracia de Dios caída de los árboles, se zambulló en ella, se sumergió, se hizo invisible.
—Opp! Opp! avanti dunque! È la prima volta che mi fai di questi scherzi, Morello! Opp! Opp!
-¡Oh! ¡Oh! ¡Vamos, pues! ¡Es la primera vez que me haces estas bromas, Morello! ¡Oh! ¡Oh!
È altresì la prima volta che Morello, il. bel puledro del visconte D'Aguilar, aspira colle sue ampie narici le esalazioni più o meno balsamiche di una contessa sepolta nelle foglie.
También es la primera vez que Morello, el hermoso potro del vizconde D'Aguilar, aspira con sus amplias fosas nasales las exhalaciones más o menos balsámicas de una condesa enterrada en las hojas.
Il visconte, balzato di sella, prese a carezzare amorosamente l'ombroso animale, apostrofandolo coi più graziosi vezzeggiativi.
El vizconde, saltando de la silla, comenzó a acariciar amorosamente al sombrío animal, dirigiéndole los más agradables mimos.
—È un gentiluomo! riflette la contessa, sollevando cautamente la testolina per sbirciare a traverso gli arbusti.
-¡Es un caballero! -reflexionó la condesa, levantando cautelosamente la cabecita para espiar a través de los arbustos.
Ma il cavaliere, già entrato in diffidenza all'adombrarsi di Morello, udendo stormire le foglie, e parendogli che sotto quelle si disegnassero i contorni di una figura umana, fece l'atto di scompigliarle collo scudiscio.
Pero el jinete, ya desconfiado al ver a Morello, oyendo las hojas crujir, y creyendo que bajo ellas se dibujaban los contornos de una figura humana, hizo un gesto de despejarlas con el látigo.
Immaginate se la contessa potè star ferma!
Imagínense si la condesa pudo contenerse!
—Alto là!
-¡Alto ahí!
gridò ella, dando un balzo, che mise allo scoperto il suo bel volto e le sue spalle di nitido alabastro; se voi siete, quale ognuno vi giudicherebbe all'aspetto, un gentiluomo ed un uomo di cuore, non avanzatevi di un passo; rispettate e proteggete una dama di alto lignaggio, che non poteva, voi lo vedete, cadere più basso.
gritó ella, dando un salto, que dejó al descubierto su hermoso rostro y sus hombros de alabastro claro; si eres, como todos juzgarían por tu aspecto, un caballero y un hombre de corazón, no des un paso adelante; respeta y protege a una dama de alto linaje, que no podría, como ves, caer más bajo.
Il visconte, immobile come un paracarro, guardava e taceva.
El vizconde, inmóvil como un paracarro, observaba y guardaba silencio.
Ma poichè la contessa gli ebbe narrati i particolari della disavventura che l'aveva tratta al mal partito,—Signora!
Pero cuando la condesa le contó los detalles de la desgracia que la había llevado a un mal comienzo, -¡Señora!
esclamò egli coll'accento vibrato dei suoi impulsi generosi: io mi terrei il più sciagurato, il più vile dei mascalzoni se un pensiero che non fosse quello di compiere ogni maggior sacrificio per liberarvi dalla vostra falsa posizione, potesse formarsi nella mia mente.
exclamó él con el acento vibrante de sus impulsos generosos: Yo sería el más desgraciado, el más vil de los bribones si un pensamiento que no fuera el de realizar el mayor sacrificio para liberarte de tu falsa posición, pudiera formarse en mi mente.
A me pare che la vostra necessità più urgente sia quella di mettervi in una veste meno scucita.
Me parece que tu necesidad más urgente es la de ponerte en una ropa menos desgastada.
Se non vi ripugna di indossare i miei abiti, io ve li offro; e al tempo istesso vi do parola che io non sarò mai per volgere gli occhi dal vostro lato fino, a quando voi non vi siate completamente abbigliata delle mie spoglie.
Si no te disgusta usar mis ropas, te las ofrezco; y al mismo tiempo te doy mi palabra de que nunca apartaré mis ojos de tu lado hasta que te hayas vestido completamente con mis prendas.
—Ma... voi... signore?...
-¿Pero... tú... señor?...
—Non prendetevi pensiero di me. Affrettiamoci! Eccovi il mio soprabito... eccovi il mio gilet... i miei calzoni...
-No te preocupes por mí. Apresémonos. Aquí tienes mi abrigo... aquí tienes mi chaleco... mis pantalones...
—Signore!... È troppo!... È una indecenza!... voi dimenticate di essere in presenza di una signora...
-Señor!... Es demasiado!... Es una indecencia!... Olvidas que estás en presencia de una dama...
Ma il visconte, colla focosa inconsideratezza dei generosi che si sacrificano, in un attimo si era spogliato.
Pero el vizconde, con la fogosa imprudencia de los generosos que se sacrifican, se había desnudado en un instante.
Frattanto la contessa, dopo essersi abbottonato sulle carni quanto poteva occorrerle di vestimento per scattare meno indecorosamente dalla nuvola di foglie dove si teneva rattrappita, drizzandosi della persona e facendo della mano una visiera agli occhi, ripigliava con accento mite e supplichevole:
Mientras tanto, la condesa, después de abotonarse lo que pudiera necesitar de ropa para salir menos indecorosamente de la nube de hojas donde se mantenía acurrucada, enderezándose y haciendo de su mano una visera para sus ojos, reanudaba con un acento suave y suplicante:
—Via!
-¡Vamos!
poichè volete essere il mio angelo liberatore, fate, o signore, ch'io non sia costretta ad arrossire di aver accettata la vostra protezione!
ya que quieres ser mi ángel liberador, haz, oh señor, que no me vea obligada a avergonzarme de haber aceptado tu protección.
Mettetevi là...
Ponte allí...
(e additava il giaciglio dal quale poco dianzi si era levata).
(y señalaba el lecho del que se había levantado hacía poco).
Io non avrò mai coraggio di intavolare una seria conversazione con voi, se prima....
Nunca tendré el valor de entablar una conversación seria contigo, si primero...
La contessa non ebbe tempo di compiere la frase, che già il visconte si era tuffato fino al collo nel fogliame, esclamando:
La condesa no tuvo tiempo de terminar la frase, ya que el vizconde se había zambullido hasta el cuello en la vegetación, exclamando:
—Eccomi agli ordini vostri!
-¡Aquí estoy a tus órdenes!
—Voi siete un gentiluomo modello! esclamò la dama coll'accento della ammirazione più enfatica; e in presenza di tanta abnegazione, di tanto eroismo, quasi mi sento umiliata di avere con tanta precipitazione accettato le vostre profferte.
-Eres un caballero modelo! exclamó la dama con un acento de admiración más enfática; y en presencia de tanta abnegación, de tanto heroísmo, casi me siento avergonzada de haber aceptado tus ofertas con tanta precipitación.
—Signora, interruppe il visconte con voce rotta dai brividi, la notte incalza, il bosco è freddo, il letto punge, le lenzuola non sanno di bucato; convien dunque avvisare subito ai mezzi per trarci entrambi di imbarazzo.
-Señora, interrumpió el vizconde con una voz quebrada por los escalofríos, la noche avanza, el bosque es frío, la cama pica, las sábanas no huelen a limpio; por lo tanto, debemos encontrar inmediatamente una manera de evitar que ambos nos pongamos en una situación embarazosa.
Montate sul mio cavallo e partite!
¡Sube a mi caballo y vete!
In meno di un quarto d'ora sarete alle porte di Borgoflores.
En menos de un cuarto de hora estarás en las puertas de Borgoflores.
Nelle tasche del mio soprabito che indossate, v'è un portafoglio abbastanza colmo di banconote.
En los bolsillos del abrigo que llevas, hay una cartera bastante llena de billetes.
Con quel denaro voi potrete, appena giunta a Borgoflores, procacciarvi un abbigliamento conveniente al vostro sesso.
Con ese dinero, tan pronto como llegues a Borgoflores, podrás conseguirte un atuendo adecuado para tu sexo.
Appena ve ne sarete provveduta, voi non indugerete a rimandarmi i miei abiti a mezzo di persona fidata.
Y tan pronto como lo hayas hecho, no dudes en enviarme mis ropas a través de una persona de confianza.
Dalla sella del mio cavallo pendono due rivoltelle.
De la silla de mi caballo cuelgan dos revólveres.
Una per me, l'altra per voi. Va bene così?...
Uno para mí, el otro para ti. ¿Está bien?...
Mi occorrerebbe ancora, per ingannare il tempo alla meglio, un buon sigaro di avana....
Todavía me gustaría, para pasar el tiempo de la mejor manera, un buen cigarro de Havanas...
Nelle taschette del mio soprabito ne troverete di eccellenti...
En los bolsillos de mi abrigo encontrarás unos excelentes...
Favorite!...
¡Querida!...
Mille grazie...
Muchas gracias...
Ora, non più indugi! Salite a cavallo, e partite di galoppo...
Ahora, no más demoras. Súbete a caballo y partid al galope...
Cioè... aspettate!...
Es decir... ¡espera!...
Sarei io troppo indiscreto, o signora, se osassi, prima che ve ne andiate, di informarmi del vostro nome?
¿Sería demasiado indiscreto de mi parte, señora, si me atreviera a pedirle su nombre antes de que se vaya?
—Eccovi la mia carta di visita... Oh! la smemorata...! Cercava la mia carta nelle tasche del vostro soprabito... Ebbene: io mi chiamo Anna Maria contessa di Karolystria.
—Aquí tienes mi tarjeta de visita... ¡Oh! la despistada... ¡Estaba buscando mi tarjeta en los bolsillos de tu abrigo... Bueno: me llamo Anna Maria, condesa de Karolystria.
Il visconte diede un balzo che proiettò sulla contessa una mitragliata di foglie.
El vizconde dio un salto que proyectó una lluvia de hojas sobre la condesa.
—Avete pratica della cittadella di Borgoflores? domandò egli con qualche ansietà.
—¿Tienes experiencia con la ciudadela de Borgoflores? —preguntó con cierta ansiedad.
—Ci vado per la prima volta, signore.
—Voy por primera vez, señor.
—Ebbene, smontate all'albergo della Maga rossa. Spero fra un'ora di raggiungervi, e di ridere un poco con voi della strana ventura che mi ha procacciato l'onore di conoscere... personalmente una signora, la cui fama era già pervenuta a me sulle ali della pubblica ammirazione.
—Bien, desmonta en el hotel de la Mágica Roja. Espero poder reunirme contigo en una hora y reírnos un poco de la extraña aventura que me ha proporcionado el honor de conocer... personalmente a una dama, cuya fama ya había llegado a mí en alas de la admiración pública.
Di là a pochi istanti, perfettamente abbigliata e più che mai seducente sotto le flessuosità dell'abito virile, la contessa galoppava a briglia sciolta verso la cittadella.
Pocos instantes después, perfectamente vestida y más seductora que nunca bajo las curvas del traje masculino, la condesa galopaba sin riendas hacia la ciudadela.

Capitolo I.