Eu chamo-me Theodoro―e fui amanuense do Ministerio do Reino.
Me llamo Theodoro, y fui amanuense del Ministerio del Reino.
N'esse tempo vivia eu á travessa da Conceição n.º 106, na casa d'hospedes da D. Augusta, a esplendida D. Augusta, viuva do major Marques.
En aquel entonces, vivía en la calle Conceição, número 106, en la casa de huéspedes de D. Augusta, la espléndida D. Augusta, viuda del comandante Marques.
Tinha dois companheiros: o Cabrita, empregado na Administração do bairro central, esguio e amarello como uma tocha d'enterro; e o possante, o exuberante tenente Couceiro, grande tocador de viola franceza.
Tenía dos compañeros: Cabrita, empleado en la Administración del barrio central, delgado y moreno como una antorcha de entierro; y el poderoso y exuberante teniente Couceiro, un gran intérprete de la viola francesa.
A minha existencia era bem equilibrada e suave.
Mi existencia era bastante equilibrada y tranquila.
Toda a semana, de mangas de lustrina á carteira da minha repartição, ia lançando, n'uma formosa letra cursiva, sobre o papel Tojal do Estado, estas phrases faceis: «Ill.mo e Exc.mo Snr.
Todas las semanas, desde los mangos de la lustradora hasta la cartera de mi oficina, escribía, en una hermosa letra cursiva, sobre el papel Tojal del Estado, estas frases sencillas: «Ilustre y Excelentísimo Señor».
―Tenho a honra de communicar a V. Exc.ª...
―Tengo el honor de comunicar a V. Excelencia...
Tenho a honra de passar ás mãos de V. Exc.ª, Ill.mo e Exc.mo Snr...»
Tengo el honor de entregar en manos de V. Excelencia, Ilustre y Excelentísimo Señor...»
Aos domingos repousava: installava-me então no canapé da sala de jantar, de cachimbo nos dentes, e admirava a D. Augusta, que, em dias de missa, costumava limpar com clara d'ovo a caspa do tenente Couceiro.
Los domingos descansaba: me instalaba en el sofá del comedor, con un cigarro en la boca, y admiraba a D. Augusta, que, en los días de misa, solía limpiar con clara de huevo la caspa del teniente Couceiro.
Esta hora, sobretudo no verão, era deliciosa: pelas janellas meio cerradas penetrava o bafo da soalheira, algum repique distante dos sinos da Conceição Nova, e o arrulhar das rolas na varanda;
Esta hora, sobre todo en verano, era deliciosa: por las ventanas medio cerradas penetraba el aliento del sol, algún repique lejano de las campanas de Conceição Nova, y el arrullo de las palomas en el balcón.
a monotona susurração das moscas balançava-se sobre a velha cambraia, antigo véo nupcial da Madame Marques, que cobria agora no aparador os pratos de cerejas bicaes;
El monótono murmullo de las moscas flotaba sobre la vieja cortina, antiguo velo nupcial de la Señora Marques, que ahora cubría en el aparador los platos de cerezas picadas.
pouco a pouco o tenente, envolvido n'um lençol como um idolo no seu manto, ia adormecendo, sob a fricção molle das carinhosas mãos da D. Augusta; e ella, arrebitando o dedo minimo branquinho e papudo, sulcava-lhe as rêpas lustrosas com o pentesinho dos bichos...
Poco a poco, el teniente, envuelto en un sában como un ídolo en su manto, se iba durmiendo, bajo la suave fricción de las cariñosas manos de D. Augusta; y ella, curvando el dedo mínimo blanco y gordo, surcaba sus lustrosas cejas con el peine de los animales...
Eu então, enternecido, dizia á deleitosa senhora:
Yo entonces, conmovido, le decía a la encantadora señora:
―Ai D. Augusta, que anjo que é!
―¡Oh, D. Augusta, qué ángel es!
Ella ria; chamava-me enguiço!
Ella reía; me llamaba enguiço!
Eu sorria, sem me escandalisar.
Yo sonreía, sin escandalizarme.
Enguiço era com effeito o nome que me davam na casa―por eu ser magro, entrar sempre as portas com o pé direito, tremer de ratos, ter á cabeceira da cama uma lithographia de Nossa Senhora das Dôres que pertencera á mamã, e corcovar.
Enguiço era de hecho el nombre que me daban en la casa ―porque era delgado, siempre entraba por la puerta con el pie derecho, temblaba de ratones, tenía en la cabecera de la cama una litografía de Nuestra Señora de los Dolores que había pertenecido a mamá, y se encorvaba.
Infelizmente corcóvo―do muito que verguei o espinhaço, na Universidade, recuando como uma pêga assustada diante dos senhores Lentes; na repartição, dobrando a fronte ao pó perante os meus Directores Geraes.
Desafortunadamente, me encorvaba ―porque me doblaba mucho la columna vertebral, en la Universidad, retrocediendo como una yegua asustada ante los señores Lentes; en la oficina, inclinando la cabeza ante mis Directores Generales.
Esta attitude de resto convém ao bacharel; ella mantem a disciplina n'um Estado bem organisado; e a mim garantia-me a tranquillidade dos domingos, o uso d'alguma roupa branca, e vinte mil reis mensaes.
Esta actitud, por cierto, conviene al bachiller; mantiene la disciplina en un Estado bien organizado; y a mí me garantizaba la tranquilidad de los domingos, el uso de alguna ropa blanca, y veinte mil reales mensuales.
Não posso negar, porém, que n'esse tempo eu era ambicioso―como o reconheciam sagazmente a Madame Marques e o lepido Couceiro.
No puedo negar, sin embargo, que en aquel entonces yo era ambicioso ―como lo reconocían sagazmente la Madame Marques y el lepido Couceiro.
Não que me revolvesse o peito o appetite heroico de dirigir, do alto d'um throno, vastos rebanhos humanos;
No es que me llenara el pecho el apetito heroico de dirigir, desde lo alto de un trono, vastos rebaños humanos;
não que a minha louca alma jámais aspirasse a rodar pela Baixa em trem da Companhia, seguida d'um correio choitando;―mas pungia-me o desejo de poder jantar no Hotel Central com Champagne, apertar a mão mimosa de viscondessas, e, pelo menos duas vezes por semana, adormecer, n'um extasi mudo, sobre o seio fresco de Venus.
no es que mi alma loca alguna vez aspirara a rodar por la Baixa en un tranvía de la Compañía, seguida de un cartero chillando; ―pero me punzaba el deseo de poder cenar en el Hotel Central con Champán, estrechar la mano coqueta de vizcondesas, y, al menos dos veces por semana, dormir, en un éxtasis mudo, sobre el pecho fresco de Venus.
Oh! moços que vos dirigieis vivamente a S. Carlos, atabafados em paletots caros onde alvejava a gravata de soirée! Oh!
Oh! jóvenes que os dirigíais vivamente a S. Carlos, sofocados en abrigos caros donde brillaba la corbata de noche! ¡Oh!
tipoias, apinhadas de andaluzas, batendo galhardamente para os touros―quantas vezes me fizestes suspirar!
tipos, apiñados de andaluzas, golpeando valientemente a los toros ―¡cuántas veces me hicisteis suspirar!
Porque a certeza de que os meus vinte mil reis por mez e o meu geito encolhido de enguiço me excluiam para sempre d'essas alegrias sociaes vinha-me então ferir o peito―como uma frecha que se crava n'um tronco, e fica muito tempo vibrando!
Porque la certeza de que mis veinte mil reales por mes y mi cuerpo encorvado de enguiço me excluían para siempre de estas alegrías sociales me hería el pecho ―como una flecha que se clava en un tronco, y permanece mucho tiempo vibrando!
Ainda assim, eu não me considerava sombriamente um «pária».
Aun así, no me consideraba sombríamente un «paria».
A vida humilde tem doçuras: é grato, n'uma manhã de sol alegre, com o guardanapo ao pescoço, diante do bife de grelha, desdobrar o Diario de Noticias;
La vida humilde tiene dulzuras: es agradable, en una mañana de sol alegre, con el servilleta al cuello, frente al bistec a la parrilla, desplegar el Diario de Noticias;
pelas tardes de verão, nos bancos gratuitos do Passeio, gozam-se suavidades de idyllio; é saboroso á noite no Martinho, sorvendo aos goles um café, ouvir os verbosos injuriar a patria...
por las tardes de verano, en los bancos gratuitos del Paseo, se disfrutan suavidades de idilio; es sabroso por la noche en el Martinho, sorbiendo a trago, escuchar a los verbosos injuriar a la patria...
Depois, nunca fui excessivamente infeliz―porque não tenho imaginação: não me consumia, rondando e almejando em torno de paraisos ficticios, nascidos da minha propria alma desejosa como nuvens da evaporação d'um lago; não suspirava, olhando as lucidas estrellas, por um amor á Romeo, ou por uma gloria social á Camors.
Después, nunca fui excesivamente infeliz ―porque no tengo imaginación: no me consumía, rondando y anhelando en torno a paraísos ficticios, nacidos de mi propia alma deseosa como nubes de la evaporación de un lago; no suspiraba, mirando las estrellas luminosas, por un amor a Romeo, o por una gloria social a Camors.
Sou um positivo.
Soy un positivo.
Só aspirava ao racional, ao tangivel, ao que já fôra alcançado por outros no meu bairro, ao que é accessivel ao bacharel.
Sólo aspiraba a lo racional, a lo tangible, a lo que ya había sido alcanzado por otros en mi barrio, a lo que es accesible para el bachiller.
E ia-me resignando, como quem a uma table d'hôte mastiga a bucha de pão secco á espera que lhe chegue o prato rico da Charlotte russe.
Y me iba resignando, como quien en una mesa de huéspedes mastica la miga de pan seco a la espera de que le llegue el rico plato de Charlotte russe.
As felicidades haviam de vir: e para as apressar eu fazia tudo o que devia como portuguez e como constitucional:―pedia-as todas as noites a Nossa Senhora das Dôres, e comprava decimos da loteria.
Las felicidades habían de venir: y para apresurarlas hacía todo lo que debía como portugués y como constitucional: ―pedía todas las noches a Nuestra Señora de las Dores, y compraba décimos de lotería.
No entanto procurava distrahir-me.
Sin embargo, intentaba distraerme.
E como as circumvoluções do meu cerebro me não habilitavam a compôr odes, á maneira de tantos outros ao meu lado que se desforravam assim do tedio da profissão;
Y como las circunvoluciones de mi cerebro no me permitían componer odas, a la manera de tantos otros a mi alrededor que así desahogaban el tedio de la profesión;
como o meu ordenado, paga a casa e o tabaco, me não permittia um vicio―tinha tomado o habito discreto de comprar na feira da Ladra antigos volumes desirmanados, e á noite, no meu quarto, repastava-me d'essas leituras curiosas.
como mi sueldo, que paga la casa y el tabaco, no me permitía un vicio ―había tomado el discreto hábito de comprar en la feria de Ladra antiguos volúmenes desechados, y por la noche, en mi habitación, me deleitaba con estas curiosas lecturas.
Eram sempre obras de titulos ponderosos: Galera da Innocencia, Espelho Milagroso, Tristeza dos Mal Desherdados...
Siempre eran obras de títulos ponderosos: Galera de la Inocencia, Espejo Milagroso, Tristeza de los Mal Desherdados...
O typo venerando, o papel amarellado com picadas de traça, a grave encadernação freiratica, a fitinha verde marcando a pagina―encantavam-me!
El tipo venerable, el papel amarillento con picaduras de polilla, la grave encuadernación freirática, la cinta verde que marcaba la página ―¡me encantaban!
Depois, aquelles dizeres ingenuos em letra gorda davam uma pacificação a todo o meu sêr, sensação comparavel á paz penetrante d'uma velha cêrca de mosteiro, na quebrada d'um valle, por um fim suave de tarde, ouvindo o correr d'agua triste...
Luego, aquellas frases ingenuas en letra gruesa proporcionaban una paz a todo mi ser, una sensación comparable a la paz penetrante de una vieja cerca de monasterio, en la quebrada de un valle, al final suave de la tarde, oyendo el triste correr del agua...
Uma noite, ha annos, eu começára a lêr, n'um d'esses in-folios vetustos, um capitulo intitulado Brecha das Almas; e ia cahindo n'uma somnolencia grata, quando este periodo singular se me destacou do tom neutro e apagado da pagina, com o relevo d'uma medalha d'ouro nova brilhando sobre um tapete escuro: copío textualmente:
Una noche, hace años, había empezado a leer, en uno de estos in-fólio antiguos, un capítulo titulado Brecha de las Almas; y me iba cayendo en una agradable somnolencia, cuando este período singular se me destacó del tono neutro y apagado de la página, con el relieve de una medalla de oro nueva brillando sobre una alfombra oscura: copio textualmente:
«No fundo da China existe um Mandarim mais rico que todos os reis de que a Fabula ou a Historia contam.
«En el fondo de China hay un mandarín más rico que todos los reyes de los que habla la Fábula o la Historia.
D'elle nada conheces, nem o nome, nem o semblante, nem a sêda de que se veste.
De él no sabes nada, ni su nombre, ni su semblanza, ni la seda que viste.
Para que tu herdes os seus cabedaes infindaveis, basta que toques essa campainha, posta a teu lado, sobre um livro.
Para que heredes sus infinitas riquezas, basta con que toques esta campana, colocada a tu lado, sobre un libro».
Elle soltará apenas um suspiro, n'esses confins da Mongolia.
Ella solo soltará un suspiro, en estos confines de Mongolia.
Será então um cadaver: e tu verás a teus pés mais ouro do que póde sonhar a ambição d'um avaro.
Será entonces un cadáver: y verás a tus pies más oro del que puede soñar la ambición de un avaro.
Tu, que me lês e és um homem mortal, tocarás tu a campainha?»
Tú, que me lees y eres un hombre mortal, ¿tocarás tú la campana?»
Estaquei, assombrado, diante da pagina aberta: aquella interrogação «homem mortal, tocarás tu a campainha?»
Me quedé, asombrado, frente a la página abierta: aquella pregunta «hombre mortal, ¿tocarás tú la campana?».
parecia-me facêta, picaresca, e todavia perturbava-me prodigiosamente.
me parecía ingeniosa, picaresca, y sin embargo me perturbaba prodigiosamente.
Quiz lêr mais; mas as linhas fugiam, ondeando como cobras assustadas, e no vazio que deixavam, d'uma lividez de pergaminho, lá ficava, rebrilhando em negro, a interpellação estranha―«tocarás tu a compainha?»
Quería leer más; pero las líneas huían, ondeando como serpientes asustadas, y en el vacío que dejaban, de una palidez de pergamino, allí quedaba, brillando en negro, la extraña interpelación — «tocarás tú la campana?».
Se o volume fosse d'uma honesta edição Michel-Levy, de capa amarella, eu, que por fim não me achava perdido n'uma floresta de ballada allemã, e podia da minha sacada vêr branquejar á luz do gaz o correame da patrulha―teria simplesmente fechado o livro, e estava dissipada a allucinação nervosa.
Si el volumen fuera de una edición honesta de Michel-Levy, de tapa amarilla, yo, que al fin no me encontraba perdido en un bosque de balada alemana, y podía ver desde mi posición el brillo del cinturón de la patrulla a la luz del gas — habría simplemente cerrado el libro, y la alucinación nerviosa se habría disipado.
Mas aquelle sombrio in-folio parecia estalar magia; cada letra affectava a inquietadora configuração d'esses signaes da velha cabala, que encerram um attributo fatidico; as virgulas tinham o retorcido petulante de rabos de diabinhos, entrevistos n'uma alvura de luar;
Pero aquel sombrío in-folio parecía desprender magia; cada letra afectaba la inquietante configuración de estos signos de la antigua cábala, que encierran un atributo fatídico; las comas tenían el retorcido petulante de colas de diablillos, entrevistados en una palidez de luz de luna;
no ponto d'interrogação final eu via o pavoroso gancho com que o Tentador vai fisgando as almas que adormeceram sem se refugiar na inviolavel cidadella da Oração!...
en el punto de interrogación final veía el pavoroso gancho con el que el Tentador va pescando las almas que se han adormecido sin refugiarse en la ciudadela inviolable de la Oración!...
Uma influencia sobrenatural apoderando-se de mim, arrebatava-me devagar para fóra da realidade, do raciocinio:
Una influencia sobrenatural apoderándose de mí, me arrastraba lentamente fuera de la realidad, de la razón:
e no meu espirito foram-se formando duas visões―d'um lado um Mandarim, decrepito, morrendo sem dôr, longe, n'um kiosque chinez, a um ti-li-tin de campainha; do outro toda uma montanha de ouro scintillando aos meus pés!
y en mi espíritu se formaban dos visiones — por un lado un Mandarín, decrepito, muriendo sin dolor, lejos, en un kiosque chino, a un ti-li-tin de campana; por el otro toda una montaña de oro brillando a mis pies!
Isto era tão nitido, que eu via os olhos obliquos do velho personagem embaciarem-se, como cobertos d'uma tenue camada de pó; e sentia o fino tinir de libras rolando juntas.
Esto era tan nítido, que veía los ojos oblicuos del personaje viejo empañarse, como cubiertos por una fina capa de polvo; y sentía el fino tintineo de libras rodando juntas.
E immovel, arripiado, cravava os olhos ardentes na campainha, pousada pacatamente diante de mim sobre um diccionario francez―a campainha prevista, citada no mirifico in-folio...
Y inmóvil, estremecido, clavaba los ojos ardientes en la campana, colocada pacíficamente frente a mí sobre un diccionario francés — la campana prevista, citada en el mágico in-folio...
Foi então que, do outro lado da mesa, uma voz insinuante e metallica me disse, no silencio:
Fue entonces cuando, al otro lado de la mesa, una voz insinuante y metálica me dijo, en el silencio:
―Vamos, Theodoro, meu amigo, estenda a mão, toque a campainha, seja um forte!
—Vamos, Theodoro, amigo mío, extiende la mano, toca la campana, ¡sé un valiente!
O abat-jour verde da vela punha uma penumbra em redor.
El abat-jour verde de la vela proyectaba una penumbra alrededor.
Ergui-o, a tremer.
Lo levanté, temblando.
E vi, muito pacificamente sentado, um individuo corpulento, todo vestido de preto, de chapéo alto, com as duas mãos calçadas de luvas negras gravemente apoiadas ao cabo d'um guarda-chuva.
Y vi, muy pacíficamente sentado, a un individuo corpulento, todo vestido de negro, con un sombrero alto, con las dos manos enguantadas de guantes negros apoyadas seriamente en el mango de un paraguas.
Não tinha nada de phantastico.
No tenía nada de fantástico.
Parecia tão contemporaneo, tão regular, tão classe-média como se viesse da minha repartição...
Parecía tan contemporáneo, tan regular, tan de clase media como si viniera de mi oficina...
Toda a sua originalidade estava no rosto, sem barba, de linhas fortes e duras; o nariz brusco, d'um aquilino formidavel, apresentava a expressão rapace e atacante d'um bico d'aguia; o córte dos labios, muito firme, fazia-lhe como uma bocca de bronze; os olhos, ao fixar-se, assemelhavam dois clarões de tiro, partindo subitamente d'entre as sarças tenebrosas das sobrancelhas unidas;
Toda su originalidad estaba en el rostro, sin barba, de líneas fuertes y duras; la nariz brusca, de un aquilino formidable, presentaba la expresión rapaz y atacante de un pico de águila; el contorno de los labios, muy firme, le daba una boca de bronce; los ojos, al fijarse, asemejaban dos destellos de fuego, partiendo súbitamente de entre los arbustos tenebrosos de las cejas unidas;
era livido―mas, aqui e além na pelle, corriam-lhe raiações sanguineas como n'um velho marmore phenicio.
estaba pálido, pero, aquí y allá en la piel, corrían vetas sanguíneas como en un viejo mármol fenicio.
Veio-me á idéa de repente que tinha diante de mim o Diabo: mas logo todo o meu raciocinio se insurgiu resolutamente contra esta imaginação.
Se me ocurrió de repente que tenía ante mí al Diablo: pero en seguida todo mi razonamiento se alzó resueltamente contra esta imaginación.
Eu nunca acreditei no Diabo―como nunca acreditei em Deus.
Nunca creí en el Diablo, como nunca creí en Dios.
Jámais o disse alto, ou o escrevi nas gazetas, para não descontentar os poderes publicos, encarregados de manter o respeito por taes entidades:
Nunca lo dije en voz alta, ni lo escribí en los periódicos, para no descontentar a los poderes públicos, encargados de mantener el respeto por tales entidades:
mas que existam estes dois personagens, velhos como a Substancia, rivaes bonacheirões, fazendo-se mutuamente pirraças amaveis,―um de barbas nevadas e tunica azul, na toilette do antigo Jove, habitando os altos luminosos, entre uma côrte mais complicada que a de Luiz XIV; e o outro enfarruscado e manhoso, ornado de cornos, vivendo nas chammas inferiores, n'uma imitação burgueza do pitoresco Plutão―não acredito.
pero que existan estos dos personajes, viejos como la Sustancia, rivales bonachones, haciéndose mutuamente bromas amables,―uno de barbas nevadas y túnica azul, en la tocata del antiguo Júpiter, habitando los altos luminosos, entre una corte más complicada que la de Luis XIV; y el otro ennegrecido y astuto, adornado de cuernos, viviendo en los infiernos, en una imitación burguesa del pintoresco Plutón―no lo creo.
Não, não acredito!
No, no lo creo!
Céo e Inferno são concepções sociaes para uso da plebe―e eu pertenço á classe-média.
El Cielo y el Infierno son concepciones sociales para uso de la plebe―y yo pertenezco a la clase media.
Rezo, é verdade, a Nossa Senhora das Dôres: porque, assim como pedi o favor do senhor doutor para passar no meu acto;
Rezo, es cierto, a Nuestra Señora de los Dolores: porque, así como pedí el favor del señor doctor para pasar en mi acto;
assim como, para obter os meus vinte mil reis, implorei a benevolencia do senhor deputado; igualmente para me subtrahir á tisica, á angina, á navalha de ponta, á febre que vem da sargeta, á casca de laranja escorregadia onde se quebra a perna, a outros males publicos, necessito ter uma protecção extra-humana.
así como, para obtener mis veinte mil reales, imploré la benevolencia del señor diputado; igualmente para sustraerme a la tisis, a la angina, a la navaja afilada, a la fiebre que viene de la sarampión, a la cáscara de naranja resbaladiza donde se rompe la pierna, a otros males públicos, necesito tener una protección extra-humana.
Ou pelo rapa-pé ou pelo incensador o homem prudente deve ir fazendo assim uma serie de sabias adulações desde a Arcada até ao Paraiso.
O por el raspador o por el incensador, el hombre prudente debe ir haciendo así una serie de sabias adulaciones desde la Arcada hasta el Paraíso.
Com um compadre no bairro, e uma comadre mystica nas Alturas―o destino do bacharel está seguro.
Con un compadre en el barrio, y una comadre mística en las Alturas―el destino del bachiller está seguro.
Por isso, livre de torpes superstições, disse familiarmente ao individuo vestido de negro:
Por eso, libre de torpes supersticiones, di familiarmente al individuo vestido de negro:
―Então, realmente, aconselha-me que toque a campainha?
―Entonces, realmente, me aconseja que toque la campana?
Elle ergueu um pouco o chapéo, descobrindo a fronte estreita, enfeitada d'uma gaforinha crespa e negrejante como a do fabuloso Alcides, e respondeu, palavra a palavra:
Él levantó un poco el sombrero, descubriendo la frente estrecha, adornada con una pequeña melena rizada y negra como la del fabuloso Alcides, y respondió, palabra por palabra:
―Aqui está o seu caso, estimavel Theodoro.
―Aquí está tu caso, estimable Theodoro.
Vinte mil reis mensaes são uma vergonha social!
Veinte mil reales mensuales son una vergüenza social!
Por outro lado, ha sobre este globo coisas prodigiosas: ha vinhos de Borgonha, como por exemplo o Romanée-Conti de 58 e o Chambertin de 61, que custam, cada garrafa, de dez a onze mil reis; e quem bebe o primeiro calix, não hesitará, para beber o segundo, em assassinar seu pai...
Por otro lado, hay en este globo cosas prodigiosas: hay vinos de Borgoña, como por ejemplo el Romanée-Conti de 58 y el Chambertin de 61, que cuestan, cada botella, de diez a once mil reales; y quien bebe el primer caliz, no dudará, para beber el segundo, en asesinar a su padre...
Fabricam-se em Paris e em Londres carruagens de tão suaves molas, de tão mimosos estofos, que é preferivel percorrer n'ellas o Campo Grande, a viajar, como os antigos deuses, pelos céos, sobre os fôfos coxins das nuvens...
Se fabrican en París y en Londres carruajes con muelles tan suaves, con tapicerías tan acogedoras, que es preferible recorrer en ellos el Campo Grande, que viajar, como los antiguos dioses, por los cielos, sobre los cómodos cojines de las nubes...
Não farei á sua instrucção a offensa de o informar que se mobilam hoje casas, d'um estylo e d'um conforto, que são ellas que realisam superiormente esse regalo ficticio, chamado outr'ora a «Bemaventurança».
No haré a su instrucción la ofensa de informarle que hoy se construyen casas, de un estilo y una comodidad, que son ellas las que realizan de manera superior ese regalo ficticio, llamado alguna vez la «Bienaventuranza».
Não lhe fallarei, Theodoro, d'outros gozos terrestres: como, por exemplo, o Theatro do Palais Royal, o baile Laborde, o Café Anglais...
No le hablaré, Theodoro, de otros placeres terrenales: como, por ejemplo, el Teatro del Palais Royal, el baile Laborde, el Café Anglais...
Só chamarei a sua attenção para este facto: existem sêres que se chamam Mulheres―differentes d'aquelles que conhece, e que se denominam Femeas.
Solo llamaré su atención sobre este hecho: existen seres que se llaman Mujeres―diferentes de aquellas que conoce, y que se denominan Hembras.
Estes sêres, Theodoro, no meu tempo, a paginas 3 da Biblia, apenas usavam exteriormente uma folha de vinha.
Estos seres, Theodoro, en mi época, a las páginas 3 de la Biblia, solo usaban exteriormente una hoja de vid.
Hoje, Theodoro, é toda uma symphonia, todo um engenhoso e delicado poema de rendas, baptistes, setins, flôres, joias, cachemiras, gazes e velludos...
Hoy, Theodoro, es toda una sinfonía, todo un ingenioso y delicado poema de encajes, batistas, sietes, flores, joyas, cachemiras, gasas y velludos...
Comprehende a satísfação inenarravel que haverá, para os cinco dedos de um christão, em percorrer, palpar estas maravilhas macias;―mas tambem percebe que não é com o troco d'uma placa honesta de cinco tostões que se pagam as contas d'estes cherubins...
Comprende la satisfacción inenarrable que habrá, para los cinco dedos de un cristiano, en recorrer, palpar estas maravillas suaves;―pero también comprende que no es con el cambio de una placa honesta de cinco tostones con lo que se pagan las cuentas de estos querubines...
Mas ellas possuem melhor, Theodoro: são os cabellos côr do ouro ou côr da treva, tendo assim nas suas tranças a apparencia emblematica das duas grandes tentações humanas―a fome do metal precioso e o conhecimento do absoluto transcendente.
Pero ellas poseen algo mejor, Theodoro: son los cabellos del color del oro o del color de la oscuridad, teniendo así en sus trenzas la apariencia emblemática de las dos grandes tentaciones humanas―el hambre del metal precioso y el conocimiento de lo absoluto trascendente.
E ainda teem mais: são os braços côr de marmore, d'uma frescura de lirio orvalhado; são os seios, sobre os quaes o grande Praxiteles modelou a sua Taça, que é a linha mais pura e mais ídeal da Antiguidade....
Y aún tienen más: son los brazos del color del mármol, de una frescura de lirio rociado; son los senos, sobre los que el gran Praxiteles modeló su Copa, que es la línea más pura y más ideal de la Antigüedad....
Os seios, outr'ora (na idéa d'esse ingenuo Ancião que os formou, que fabricou o mundo, e de quem uma inimizade secular me veda de pronunciar o nome), eram destinados á nutrição augusta da humanidade;
Los senos, alguna vez (en la idea de ese ingenuo Anciano que los formó, que fabricó el mundo, y de quien una enemistad secular me impide pronunciar el nombre), estaban destinados a la augusta nutrición de la humanidad;
socegue porém, Theodoro; hoje nenhuma maman racional os expõe a essa funcção deterioradora e severa; servem só para resplandecer, aninhados em rendas, ao gaz das soirées,―e para outros usos secretos.
pero cállate, Theodoro; hoy ninguna madre racional los expone a esta función deteriorante y severa; solo sirven para resplandecer, anidados en encajes, a la luz de las velas de las veladas,―y para otros usos secretos.
As conveniencias impedem-me de proseguir n'esta exposição radiosa das bellezas, que constituem o Fatal Feminino...
Las convenciones me impiden continuar en esta exposición radiante de las bellezas, que constituyen el Fatal Femenino...
De resto as suas pupillas já rebrilham....
Por lo demás, sus pupilas ya brillan....
Ora todas estas coisas, Theodoro, estão para além, infinitamente para além dos seus vinte mil reís por mez...
Ahora todas estas cosas, Theodoro, están más allá, infinitamente más allá de tus veinte mil reales por mes...
Confesse, ao menos, que estas palavras teem o veneravel sello da verdade!...
Confiesa, al menos, que estas palabras tienen el venerable sello de la verdad!...
Eu murmurei com as faces abrasadas:
Y murmuré con las mejillas enrojecidas:
―Teem.
―Lo tienen.
E a sua voz proseguiu, paciente e suave:
Y su voz continuó, paciente y suave:
―Que me diz a cento e cinco, ou cento e seis mil contos?
―¿Qué me dices de ciento cinco, o ciento seis mil reales?
Bem sei, é uma bagatella... Mas emfim, constituem um começo; são uma ligeira habilitação para conquistar a felicidade.
Sé bien que es una bagatela... Pero, al fin y al cabo, constituyen un comienzo; son una leve habilitación para conquistar la felicidad.
Agora pondere estes factos: o Mandarim, esse Mandarim do fundo da China, está decrepito e está gottoso: como homem, como funccionario do celeste imperio, é mais inutil em Pekin e na humanidade, que um seixo na bocca d'um cão esfomeado.
Ahora reflexiona sobre estos hechos: el Mandarín, ese Mandarín del fondo de China, está decrépito y tiene gota: como hombre, como funcionario del imperio celestial, es más inútil en Pekín y en la humanidad, que una piedra en la boca de un perro hambriento.
Mas a transformação da substancia existe: garanto-lh'a eu, que sei o segredo das coisas...
Pero la transformación de la sustancia existe: te lo garantizo yo, que conozco el secreto de las cosas...
Porque a terra é assim: recolhe aqui um homem apodrecido, e restitue-o além ao conjuncto das fórmas como vegetal viçoso.
Porque la tierra es así: recoge aquí un hombre podrido, y lo restituye al conjunto de las formas como un vegetal exuberante.
Bem póde ser que elle, inutil como Mandarim no Imperio do Meio, vá ser util n'outra terra como rosa perfumada ou saboroso repôlho.
Bien puede ser que él, inútil como Mandarín en el Imperio del Medio, vaya a ser útil en otra tierra como una rosa perfumada o un saboroso repollo.
Matar, meu filho, é quasi sempre equilibrar as necessidades universaes.
Matar, hijo mío, es casi siempre equilibrar las necesidades universales.
É eliminar aqui a excrescencia para ir além supprir a falta.
Es eliminar aquí la excrecencia para ir más allá y suplir la falta.
Penetre-se d'estas solidas philosophias.
Penétrate de estas sólidas filosofías.
Uma pobre costureira de Londres anceia por vêr florir, na sua trapeira, um vaso cheio de terra negra: uma flôr consolaria aquella desherdada; mas na disposição dos sêres, infelizmente, n'esse momento, a substancia que lá devia ser rosa é aqui na Baixa homem d'Estado...
Una pobre costurera de Londres anhela ver florecer, en su trapeira, un vaso lleno de tierra negra: una flor consolaría a esa desheredada; pero en la disposición de los seres, desafortunadamente, en ese momento, la sustancia que allí debía ser rosa es aquí en la Baja un hombre de Estado...
Vem então o fadista de navalha aberta, e fende o estadista; o enxurro leva-lhe os intestinos; enterram-no, com tipoias atraz;
Viene entonces el fadista de navaja abierta, y despedaza al estadista; el torrente se lleva sus intestinos; lo entierran, con púas atrás;
a materia começa a desorganisar-se, mistura-se á vasta evolução dos atomos―e o superfluo homem de governo vai alegrar, sob a fórma de amor perfeito, a agua furtada da loura costureira.
la materia comienza a desorganizarse, se mezcla a la vasta evolución de los átomos —y el superfluo hombre de gobierno va a alegrar, bajo la forma de amor perfecto, el agua furtada de la rubia costurera.
O assassino é um philanthropo!
El asesino es un filántropo!
Deixe-me resumir, Theodoro: a morte d'esse velho Mandarim idiota traz-lhe á algibeira alguns milhares de contos.
Déjame resumir, Teodoro: la muerte de este viejo Mandarín idiota le trae a su bolsillo unos miles de contos.
Póde desde esse momento dar pontapés nos poderes publicos: medite na intensidade d'este gozo!
Puede desde ese momento dar patadas a los poderes públicos: medita en la intensidad de este gozo!
É desde logo citado nos jornaes: reveja-se n'esse maximo da gloria humana!
Es desde luego citado en los periódicos: ¡revisa en este máximo de la gloria humana!
E agora note: é só agarrar a campainha, e fazer ti-li-tin.
Y ahora nota: es solo agarrar la campana, y hacer ti-li-tin.
Eu não sou um barbaro: comprehendo a repugnancia d'um gentleman em assassinar um contemporaneo: o espirrar do sangue suja vergonhosamente os punhos, e é repulsivo o agonisar d'um corpo humano.
No soy un bárbaro: comprendo la repugnancia de un caballero al asesinar a un contemporáneo; el esguince de la sangre ensucia vergonzosamente los puños, y es repulsivo el agonizar de un cuerpo humano.
Mas aqui, nenhum d'esses espectaculos torpes...
Pero aquí, ninguno de estos espectáculos torpes...
É como quem chama um criado...
Es como quien llama a un sirviente...
E são cento e cinco ou cento e seis mil contos; não me lembro, mas tenho-o nos meus apontamentos...
Y son ciento quince o ciento dieciséis mil contos; no recuerdo, pero lo tengo en mis apuntes...
O Theodoro não duvída de mim. Sou um cavalheiro:―provei-o, quando, fazendo a guerra a um tyranno na primeira insurreição da justiça, me vi precipitado d'alturas que nem Vossa Senhoria concebe...
Teodoro no duda de mí. Soy un caballero: lo demostré cuando, haciendo la guerra a un tirano en la primera insurrección de la justicia, me vi precipitado desde alturas que ni Vuestra Señoría puede concebir...
Um trambulhão consideravel, meu caro senhor!
¡Un trampolín considerable, mi querido señor!
Grandes desgostos!
Grandes disgustos!
O que me consola é que o OUTRO está tambem muito abalado:
Lo que me consuela es que el OTRO también está muy conmocionado:
porque, meu amigo, quando um Jehovah tem apenas contra si um Satanaz, tira-se bem de difficuldades mandando carregar mais uma legião d'archanjos; mas quando o inimigo é o homem, armado d'uma penna de pato e d'um caderno de papel branco―está perdido...
porque, amigo mío, cuando un Jehová tiene solo contra él a un Satanás, sale bien de las dificultades enviando a cargar una legión más de arcángeles; pero cuando el enemigo es el hombre, armado con una pluma de pato y un cuaderno de papel blanco... está perdido...
Emfim são seis mil contos.
En fin, son seis mil contos.
Vamos, Theodoro, ahi tem a campainha, seja um homem.
Vamos, Teodoro, ahí está la campana, sé un hombre.
Eu sei o que deve a si mesmo um christão.
Sé lo que un cristiano debe a sí mismo.
Se este personagem me tivesse levado ao cume d'uma montanha na Palestina, por uma noite de lua cheia, e ahi, mostrando-me cidades, raças e imperios adormecidos, sombriamente me dissesse:―«Mata o Mandarim, e tudo o que vês em valle e collina será teu»,―eu saberia replicar-lhe, seguindo um exemplo illustre, e erguendo o dedo ás profundidades constelladas:―«O meu reino não é d'este mundo!»
Si este personaje me hubiera llevado a la cima de una montaña en Palestina, en una noche de luna llena, y allí, mostrándome ciudades, razas e imperios dormidos, me hubiera dicho sombríamente: «Mata al Mandarín, y todo lo que ves en el valle y en la colina será tuyo», yo habría sabido responderle, siguiendo un ejemplo ilustre, y levantando el dedo hacia las profundidades consteladas: «¡Mi reino no es de este mundo!».
Eu conheço os meus authores. Mas eram cento e tantos mil contos, offerecidos á luz d'uma vela de stearina, na travessa da Conceição, por um sujeito de chapéo alto, apoiado a um guarda-chuva...
Conozco a mis autores. Pero eran ciento y tantos mil contos, ofrecidos a la luz de una vela de estearina, en la calle de la Conceición, por un sujeto de sombrero alto, apoyado en un paraguas...
Então não hesitei. E, de mão firme, repeniquei a campainha.
Entonces no dudé. Y, con mano firme, hice sonar la campana.
Foi talvez uma illusão; mas pareceu-me que um sino, de bocca tão vasta como o mesmo céo, badalava na escuridão, através do Universo, n'um tom temeroso que decerto foi acordar sóes que faziam né-né e planetas pançudos resonando sobre os seus eixos...
Fue tal vez una ilusión; pero me pareció que una campana, de boca tan vasta como el cielo mismo, sonaba en la oscuridad, a través del Universo, en un tono temible que seguramente despertaba soles que hacían ruido y planetas regordos resonando sobre sus ejes...
O individuo levou um dedo á palpebra, e limpando a lagrima que ennevoára um instante o seu olho rutilante:
El individuo llevó un dedo a su párpado, y limpió la lágrima que había empañado un instante su ojo resplandeciente:
―Pobre Ti-Chin-Fú!...
―¡Pobre Ti-Chin-Fú!...
―Morreu?
―¿Ha muerto?
―Estava no seu jardim, socegado, armando, para o lançar ao ar, um papagaio de papel, no passatempo honesto d'um Mandarim retirado,―quando o surprehendeu este ti-li-tin da campainha.
―Estaba en su jardín, solemne, armando, para lanzar al aire un papagayo de papel, en el pasatiempo honesto de un Mandarín retirado, —cuando lo sorprendió este ti-li-tin de la campana.
Agora jaz á beira d'um arroio cantante, todo vestido de sêda amarella, morto, de pança ao ar, sobre a relva verde: e nos braços frios tem o seu papagaio de papel, que parece tão morto como elle.
Ahora yace al borde de un arroyo cantante, todo vestido de seda amarilla, muerto, con la barriga al aire, sobre la hierba verde; y en sus brazos fríos tiene su papagayo de papel, que parece tan muerto como él.
Ámanhã são os funeraes. Que a sabedoria de Confucio, penetrando-o, ajude a bem emigrar a sua alma!
Mañana son los funerales. Que la sabiduría de Confucio, penetrándolo, ayude a su alma a emigrar bien!
E o sujeito, erguendo-se, tirou respeitosamente o chapéo, sahiu, com o seu guarda-chuva debaixo do braço.
Y el sujeto, levantándose, se quitó respetuosamente el sombrero, y salió, con su paraguas bajo el brazo.
Então, ao sentir bater a porta, afigurou-se-me que emergia d'um pesadêlo. Saltei ao corredor. Uma voz jovial fallava com a Madame Marques; e a cancella da escada cerrou-se subtilmente.
Luego, al oír golpear la puerta, me pareció que emergía de un pesadilla. Salí al pasillo. Una voz jovial hablaba con la Señora Marques; y la puerta de la escalera se cerró sutilmente.
―Quem é que sahiu agora, ó D. Augusta?―perguntei, n'um suor.
―¿Quién ha salido ahora, Doña Augusta?―pregunté, en un sudor.
―Foi o Cabritinha que vai um bocadinho á batota...
―Ha sido Cabritinha, que va a jugar un rato...
Voltei ao quarto: tudo lá repousava tranquillo, identico, real. O in-folio ainda estava aberto na pagina temerosa. Reli-a: agora parecia-me apenas a prosa antiquada d'um moralista caturra; cada palavra se tornára como um carvão apagado...
Volví a la habitación: todo allí reposaba tranquilo, idéntico, real. El in-folio aún estaba abierto en la página temerosa. Lo volví a leer: ahora me parecía solo la prosa anticuada de un moralista astuto; cada palabra se había vuelto como un carbón apagado...
Deitei-me:―e sonhei que estava longe, para além de Pekin, nas fronteiras da Tartaria, no kìosque d'um convento de Lamas, ouvindo maximas prudentes e suaves que escorriam, com um aroma fino de chá, dos labios de um Buddha vivo.
Me acosté: —y soñé que estaba lejos, más allá de Pekín, en las fronteras de Tartaria, en el kiosco de un convento de Lamas, escuchando máximas prudentes y suaves que fluían, con un aroma fino de té, de los labios de un Buda vivo.

Capítulo I